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21 junio 2019

TECNOLOGÍA INALÁMBRICA 5G.- Numerosos científicos, organismos y movimientos internacionales alertan de sus riesgos potenciales (nota de prensa de Ecologistas en Acción, junio 2019)


ALERTA ANTE EL DESPLIEGUE DEL 5G

  • Ecologistas en Acción alerta de que el despliegue de la tecnología 5G se está haciendo sin evaluar sus posibles efectos sanitarios y ambientales, a pesar de los contundentes y numerosos llamamientos científicos a aplicar el principio de precaución.
  • No se ha realizado la evaluación de impacto sobre la salud que exige la Ley de Salud Pública, y sin que se haya puesto en marcha el Comité de Radiofrecuencias y Salud recogido en la Ley de Telecomunicaciones.

En todo el mundo se está produciendo el despliegue acelerado de la tecnología 5G. Vodafone ha anunciado en España que lanzará [*] nuevos servicios gratuitos 5G en 15 ciudades vendiendo los primeros móviles 5G, usando la vieja estrategia de crear gratis la necesidad para más adelante cobrarla. Los medios de comunicación destacan los grandes beneficios de esta nueva tecnología, pero no nos explican que paralelamente está habiendo una verdadera movilización de científicos a nivel internacional que están alertando de sus riesgos potenciales.

Cuando se introduce una nueva tecnología en el mercado previamente se ha investigado en un laboratorio con células y animales para demostrar su inocuidad para las personas y el medio ambiente. Pero en el caso del 5G no es así. En 2017, Hardell, científico en base a cuyas investigaciones epidemiológicas la OMS declaró las tecnologías inalámbricas como cancerígeno de nivel 2B, encabezó un llamamiento firmado por 180 científicos pidiendo a la Unión Europea una moratoria del despliegue del 5G hasta que se demuestre su inocuidad, pues ya se han publicado miles de artículos científicos que evidencian el daño producido por las anteriores tecnologías inalámbricas para la salud de las personas, pero también para los animales y para las plantas. Sin embargo, el 5G no se ha investigado previamente a su introducción. En 2018 se puso en marcha un nuevo llamamiento científico firmado ya por más de 100.000 investigadores, médicos, asociaciones y ciudadanas de 187 países pidiendo a la OMS y a la ONU que se detenga el despliegue hasta contar con evidencias de inocuidad. Numerosos científicos han escrito a políticos, senadores y gobernadores pidiendo una moratoria.

A finales de 2018 el SCHEER, Comité Europeo de Riesgos Emergentes clasificó en su informe de riesgos con un 3 sobre 3 el daño potencial para la fauna salvaje que se puede producir por el aumento de contaminación electromagnética debido al despliegue del 5G.

De hecho, algunos políticos han atendido a las advertencias científicas. La ministra de Medio Ambiente de Bruselas ha bloqueado el despliegue 5G alegando que no está dispuesta a que los habitantes de Bruselas se conviertan en “conejillos de indias”. Cantones suizos, a los que pertenecen ciudades tan importantes como Ginebra o Lausana, también han bloqueado el 5G hasta que se investiguen sus posibles efectos sobre la salud. Alcaldes como el de la ciudad italiana de Morino también se han opuesto a este despliegue. Ayuntamientos como el de Florencia han firmado una moción por la que se reclama que se aplique el principio de precaución.

La ciudadanía también se está movilizando a nivel mundial. Existen más de 150 movimientos STOP 5G repartidos por todos los continentes. En EE UU el movimiento ‘Americanos por una Tecnología Responsable’ ha reunido 59 ciudades de 23 Estados. Ciudadanos y asociaciones de San Francisco, Washington, Nueva York, Santa Fe o Chicago no solo se están manifestando, también en algunos casos están emprendiendo acciones judiciales contra la FCC, organismo que regula las telecomunicaciones en EE UU, por no proteger la salud de los ciudadanos.

[En España,] Ecologistas en Acción y la Plataforma Estatal Contra la Contaminación Electromagnética denunciaron en su día en las aportaciones públicas al Plan Nacional 5G que este se ha puesto en marcha sin realizar una evaluación de impacto sobre la salud, como determina la Ley General de Salud Pública. Llama por otra parte poderosamente la atención que la Ley de Telecomunicaciones de 2014 preveía la constitución de un Comité Interministerial sobre Radiofrecuencias y Salud, pero no se ha creado en cinco años. Y ello a pesar de que el Defensor del Pueblo ha hecho varios requerimientos para ello al Ministerio de Sanidad del gobierno del PP y al Ministerio de Industria del gobierno del PSOE. Es decir, no existe un órgano que realice un seguimiento de los posibles efectos para la salud de este despliegue.

Para que una tecnología sea social y ambientalmente apropiada debería no causar daño a las personas y a las restantes formas de vida animales y vegetales; no debería comprometer de modo irreparable el patrimonio natural y la salud de las futuras generaciones; no debería ser coercitiva, y debería respetar los derechos y las posibilidades de elección de sus usuarios voluntarios y de sus sujetos involuntarios y no debería tener efectos generalizados irreversibles, aunque estos parezcan a primera vista ser beneficiosos o neutros. Ninguno de estos requisitos los cumple la tecnología 5G. Y lo que es gravísimo, su despliegue supone un incremento exponencial de la contaminación electromagnética, tanto por un aumento en las potencias, pues el 5G se añade, no sustituye al 2G, 3G, 4G ni al wifi. Se emplearán nuevas frecuencias, también se van a desplegar millones de nuevas antenas y se van a poner en órbita miles de satélites en todo el mundo de tal modo que no existirá un rincón en la Tierra en el que se garantice que quienes necesitan preservarse de esta tecnología por motivos de salud, como las personas electrohipersensibles, puedan hacerlo.

A lo largo de la historia nos hemos equivocado muchas veces con nuestras decisiones tecnológicas. Aunque nos hayan proporcionado grandes avances en nuestra calidad de vida, también han llevado aparejados graves inconvenientes para la salud, los ecosistemas y el planeta. Hasta ahora, esos errores han sido fruto del desconocimiento. Esta va a ser la primera vez en la historia de la humanidad en la que la ciencia nos ha alertado de los potenciales y graves efectos negativos que esta nueva tecnología 5G puede tener para la vida si no se investiga previamente y se corrigen sus posibles riesgos.

Para Ecologistas en Acción estamos siendo víctimas de un “despotismo tecnológico”. Políticos y medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, parecen estar más al servicio de la tecnología que de la ciudadanía. La tecnología debería estar sujeta a un control democrático real. La ciudadanía debería estar informada de sus ventajas, pero también de sus posibles riesgos, y entre todos deberíamos decidir si nos interesa seguir hacia adelante o si preferimos “parar un poco” para perfeccionar la nueva tecnología y no cometer errores que luego se demuestren irreversibles. Aunque nos vendan la rapidez y la baja latencia del 5G que va a permitir bajarnos una serie en segundos, lo que una vez más podemos poner en riesgo desde la inconsciencia es la vida misma. Hay que aplicar el principio de precaución y desplegar una tecnología solo cuando se garantice su inocuidad.

Fuente: Ecologistas en Acción (19/06/2019)

...............

Nota del Servicio de Información sobre Sensibilidad Química Múltiple (SISS):
Para la mejor comprensión del texto le hemos introducido una breve aclaración entre corchetes. Además, dado que se aprecia que se redactó antes del comienzo del despliegue del 5G en España, pero se publicó días después, hemos aclarado este hecho en una nota a pie de página.

[*] En realidad, la tecnología 5G se lanzó en España hace ya unos días. El sábado, 15 de junio de 2019.
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19 junio 2019

NIÑOS Y NEUROTÓXICOS.- “En todos los productos que consumimos se utilizan miles de productos químicos que pueden dañar el cerebro”. Philippe Grandjean (Escuela de Salud Pública de Harvard)

Philippe Grandjean,
profesor de salud ambiental de la Escuela de Salud Pública de Harvard

Philippe Grandjean, especialista en salud ambiental
“SI NO REGULAMOS LOS NEUROTÓXICOS, DEMOSTRAMOS QUE NO NOS IMPORTAN LOS CEREBROS DE LOS NIÑOS”

Philippe Grandjean, profesor de salud ambiental de la Escuela de Salud Pública de Harvard, afirma que la industria y la agricultura utilizan productos químicos que pueden ser tóxicos para el desarrollo del cerebro humano. Según él, estamos ante una epidemia silenciosa que merma las capacidades intelectuales de la sociedad. El investigador estuvo en Barcelona participando en B•Debate, una iniciativa de Biocat y Obra Social “La Caixa” que reunió a expertos en epidemiología y neurociencia.


1. ¿Por qué usted habla de epidemia ‘silenciosa’ cuando se refiere a los efectos neurotóxicos?

Porque no la diagnosticamos y tendemos a ignorarla.

2. ¿Y por qué no la diagnosticamos?

Porque solo se diagnostican problemas muy definidos, como el autismo o la discapacidad intelectual, que son únicamente la punta del iceberg. Pero hay otras alteraciones más sutiles que suceden durante el desarrollo neuronal y que hacen que los niños pierdan atención, no vayan tan bien como deberían en el colegio, se distraigan, no se acuerden de cosas, sean más torpes coordinando movimientos… Cuando esto les sucede a miles o millones de niños, se convierte en un problema de salud pública y en una pérdida terrible para la humanidad entera.

3. ¿Cuándo suceden estas alteraciones?

Cuando el cerebro en desarrollo se expone a tóxicos. Durante la edad prenatal y la infancia el cerebro es muy vulnerable, mucho más que el adulto. Si la exposición al tóxico se produce muy temprano, por ejemplo, en el segundo o el tercer trimestre de gestación, el daño puede ser más extenso; mientras que si sucede después del nacimiento, solo se verá afectada aquella parte del cerebro que se esté desarrollando en ese momento.

4. ¿Qué tóxicos son los responsables de esta epidemia silenciosa?

En la industria y la agricultura, y, por lo tanto, en todos los productos que consumimos, se utilizan miles de productos químicos que pueden dañar el cerebro. El problema es que nadie ha comprobado su neurotoxicidad porque las empresas no están obligadas a hacerlo. En el mejor de los casos, cuando sí se chequea el posible efecto de un producto sobre el cerebro, se utilizan modelos animales y se mide el cambio de peso de este órgano, pero eso no tiene ningún sentido. ¡Einstein tenía el cerebro más pequeño que la media!

5. Entonces, ¿desconocemos qué productos químicos de consumo habitual son neurotóxicos?

Hemos revisado la literatura médica y podemos asegurar que existen al menos doce que dañan el desarrollo del cerebro en niños y en edad prenatal; como el mercurio, el arsénico, el tolueno y otros que conocemos bien y que, más o menos, están bajo algún tipo de control. Pero hay otro grupo de más de 200 productos químicos de los que sabemos que pueden penetrar en el sistema nervioso central de un humano adulto y dañarlo, y otros 1.000 con efectos neurotóxicos comprobados en ratas y ratones. Yo creo que, al menos de esos 200, se debería chequear su neurotoxicidad durante el desarrollo.

6. ¿Puede poner un ejemplo concreto de estas alteraciones neuronales de las que habla?

Llevamos años estudiando a los niños de las Islas Feroe porque pertenecen a una sociedad con una dieta basada en la pesca y, por lo tanto, muy expuesta a mercurio. Uno de los test que llevamos a cabo en niños de 7 y 14 años consistió en hacerles pulsar una tecla de telégrafo durante 30 segundos. Comprobamos que los niños que habían estado expuestos a una mayor concentración de mercurio durante el período de gestación lograban teclear menos veces que los que habían estado menos expuestos. Después, mediante resonancia magnética funcional, vimos qué partes del cerebro se activaban durante el tecleo. En el cerebro de los niños con baja exposición todo funcionaba de manera correcta: se activaba el córtex motor izquierdo cuando tecleaban con la mano derecha, y al revés. En cambio, los niños con una alta exposición al mercurio utilizaban ambos hemisferios para controlar una sola mano.

7. ¿Y eso qué implica?

El retraso en el tecleo se debe a que el cerebro tiene que usar los dos hemisferios a la vez y estos deben comunicarse antes de hacer nada, por lo que la ejecución es deficiente. Podrías pensar que, como ya no usamos el telégrafo, no supone ningún problema, pero es un indicador de que el mercurio causa desorganización en el cerebro.

8. ¿Este daño es reversible?

A todos estos niños les medimos los niveles de mercurio que tenían en sangre en el momento de nacer y evaluamos sus efectos a los 7 años, a los 14 y, justo ahora, hemos terminado el estudio a los 22 años. Los resultados son los mismos. El cerebro no se cura, no es capaz de compensar los efectos dañinos que el mercurio ha tenido durante su desarrollo.

9. Pero los estudios en humanos no demuestran una relación causal, solo correlaciones, y los trabajos en animales no son extrapolables a las personas. Incluso así, ¿la evidencia del efecto neurotóxico del mercurio y los otros once productos químicos es irrefutable?

Sí, las evidencias experimentales, epidemiológicas y, en el caso del mercurio, históricas, son abrumadoras. Puede haber dudas sobre qué nivel de exposición es seguro para el desarrollo del cerebro, pero mientras no lo sepamos, yo creo que es mejor prevenir que curar. Los estados miembros de las Naciones Unidas firmaron la Convención de Minamata que busca disminuir los niveles de mercurio en el ambiente a lo largo de las siguientes décadas, pero eso es demasiado tiempo. La única manera de proteger a los niños del mercurio es que las mujeres embarazadas escojan bien qué comer.

10. Es decir, que si estás embarazada, mejor no vayas de comensal a las Islas Feroe.

Desafortunadamente, en Europa en general y España en particular el nivel de mercurio es muy alto, ya que se come mucho pescado de los niveles superiores de la cadena alimentaria. Deberían comer poco atún y pez espada y muchas más sardinas.

11. ¿Cuán importante es el problema de mercurio en España?

Mediante test neuropsicológicos hemos demostrado que la exposición al mercurio está asociada a una menor atención, memoria y capacidades visuales, y a partir de estos datos se puede calcular la pérdida de coeficiente intelectual. España contribuye casi con el 50% a la pérdida europea de coeficiente intelectual asociada al mercurio, porque vuestra exposición es la máxima de la Unión Europea.

12. ¿Pero los niveles de mercurio y el resto de productos neurotóxicos no están regulados?

El mercurio puede estarlo, pero es un tema de dosis. Si te tomas un buen filete de atún a la semana tienes un problema. Cuando digo que debemos proteger los cerebros de la siguiente generación y seguir el principio de precaución, todo el sector industrial se queja de que testar estos productos implica una gran cantidad de dinero. Pero la pérdida de capacidad intelectual de la población repercute en la economía de todo un país. La exposición al mercurio le cuesta a la sociedad española casi cinco mil millones de euros al año. Y estoy seguro de que la exposición a plomo causa como mínimo la misma pérdida, y la de pesticidas incluso más.

13. ¿Cómo calcula este valor?

A partir de la disminución de los ingresos de las siguientes generaciones y que, teniendo en cuenta las tasas de descuento, los economistas han traducido en el valor del dinero presente. Así que, aunque para el sector privado en efecto sería costoso, un desarrollo seguro de los cerebros del futuro sería una muy buena inversión.

14. En su opinión, ¿cuál es el siguiente producto químico que se incorporará en el decimotercer puesto de su lista?

El perclorato, un contaminante del agua que tiene varios orígenes, como los fertilizantes o los fuegos artificiales. Un estudio muy reciente inglés e italiano ha demostrado que cuando mujeres embarazadas y con problemas de tiroides son expuestas a percloratos, el bebé puede perder un número muy importante de puntos de coeficiente intelectual.

15. Así que las mujeres embarazadas no deben comer atún, ¿y qué más?

Lo más adecuado es consumir comida orgánica, pero incluso así es imposible controlar completamente la exposición a pesticidas. También recomiendo minimizar el uso de cosméticos, ya que contienen sustancias que quizás son absorbidas por el cuerpo y puedan llegar al feto. Pero lamento decir que cuando hemos medido los niveles de productos químicos en muestras de sangre de mujeres que eran muy cuidadosas con su estilo de vida y otras que no se preocupaban demasiado, hay diferencias, pero no son grandes.

16. ¿Entonces qué nos queda?

La decisión de investigar y regular estos productos debería ser tomada a nivel nacional o europeo por agencias reguladoras cuya función es protegernos. De esta manera, podríamos continuar usando los productos químicos que nos sean útiles, pero en condiciones seguras. Los niños tienen que desarrollar sus mejores capacidades y talentos para sacarle el máximo partido posible a la vida. Mientras que nuestra sociedad acepte que no puede chequear la neurotoxicidad de los productos químicos o regular su uso, estaremos demostrando que no nos importan los cerebros de la siguiente generación y, personalmente, no creo que nos vayan a perdonar. Al menos no deberían.

Para más información:

Philippe Grandjean publicó en 2013 un libro titulado ‘Only One Chance’ que está acompañado por esta página web con información actualizada sobre los productos químicos que pueden dañar el desarrollo del cerebro humano.

Marta Palomo
Doctora en biología y comunicadora científica especializada en biomedicina. Colaboradora de SINC

Fuente: Agencia SINC (3/04/2015)

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